Como mencione en algún artículo anterior soy
apasionado de la alta montaña y sus experiencias. En los casi 5 años que llevo practicándola
he hecho un número importante de expediciones enmarcadas muchas de ellas dentro
del desarrollo de liderazgo. La reflexión que encuentran a continuación se
derivó de la experiencia vivida en el monte Denali en Alaska, el cual es el mas
alto de Norteamérica. Después de pasar casi dos semanas en la montaña, tuvimos
que abandonarla por condiciones climáticas sin que ninguno de nosotros ( 17
integrantes entre montañistas y empresarios) logrará la cumbre. En el lenguaje
montañero la montaña es hembra y como tal hay que conquistarla por eso este
escrito usa ese lenguaje.
Sin duda alguna tener que abandonar la montaña o algún
proyecto genera una cantidad de emociones y sin sabores difíciles de
tragar.
La vida y el liderazgo moderno nos plantean el reto de
lograr todo aquello que nos proponemos con tenacidad, fuerza y actos casi que
heroicos, como los de este grupo en el Denali. El líder es aquel que hace que
las cosas pasen con el apoyo, la emocionalidad y las ideas propias, y de los
demás.
Y la vida y liderazgo desde mi punto de vista son
distintos. Me lo enseñó la hermosa y talentosa Laura Coyle (actriz y cantante
Norteamericana a quien conocí en un curso de liderazgo). Sentada con lágrimas
en los ojos y gritos de pavor me decía :
“Ya entendí. Mi liderazgo y mi aprendizaje
consisten en poder decir no puedo, no soy capaz. Siempre lo he hecho
todo, ante nada me he arrugado y hoy veo mi sombra y mi luz en el liderazgo.
Hoy y acá me entrego a mi vulnerabilidad e incapacidad”.
Estas palabras me han taladrado la cabeza por años.
Por años he tratado torpemente de exponerlas y con la misma torpeza mis interlocutores
y yo no las entendemos. No lo hacemos pues el liderazgo se asocia al logro, a
la fuerza, al alcanzar.
Hoy lo expongo de nuevo en otro intento por hacer
entender a Laura a través mío. Rendirse y abandonar ante la furia de Denali fue
una fuente de aprendizaje de liderazgo aun mas rica que su conquista.
Lo primero es poder ver lo poco que controlamos en
contraposición a la fantasía que nos repite que podemos lograr todo aquello que
nos proponemos. La naturaleza y la vida fluyen y actúan sin que podamos prever
al 100 por ciento lo que sucede. El líder no controla, fluye y lee su entorno
para honrar lo que es verdaderamente importante.
Segundo, el líder es vulnerable y no un héroe
indestructible, capaz de lo imposible. Las sombras suaves de la vulnerabilidad,
de la flaqueza, de la impotencia, del llanto y la incapacidad, nos muestran una
faceta del líder no exploradas. Son las sombras que odiamos, las fuentes de luz
de líderes y liderazgo;
son la verdadera posta que hace que podamos soportarnos en los demás, llorar y
en un ejercicio de auténticos líderes dejarnos soportar y liderar por los
demás. La luz y la sombra están al servicio del líder y de quienes
lidera.
Tercero, el aprendizaje individual y grupal no es el
demostrarme de qué soy capaz. El aprendizaje es ser capaz de aceptar que no
siempre soy capaz. El quiebre es aceptar el miedo, recibirlo y honrarlo.
Liberarme del peso de demostrar y aceptar mi humanidad. Es un no al reto y un
sí a la vida plena y completa de lo que hace a un líder. Como líderes honro por
igual a aquellos que ponen el pecho y van con fuerza endemoniada, como a
aquellos que saben reconocer sus limitaciones y soportarse en los demás. En lo
personal el líder vulnerable me atrae profundamente.
Y no quiero decir que el logro, la fuerza y determinación
no importen pues sí que son relevantes. Importan pero no son suficientes en los
procesos de formación humana y de líderes.
Cuarto, el líder identifica y lee su entorno y ante
todo honra y respeta lo que es importante. La vida e integridad importan más
que una hembra conquistada, ella estará allí siempre. La vida y el vaho de los
afectos pasan rápidamente. El compromiso es disfrutarlos y pretender que duren
lo que mas puedan. Los amigos y los abrazos de vida no son negociables y
menos ante los ojos de una hembra furiosa.
Hasta pronto hermosa hembra, gracias por respetarnos
la vida. Gracias porque dejas aprender de ti, porque puedo transferir el
aprendizaje a otros. Gracias por no dejarte conquistar. Los hombres hablamos de
nuestras conquistas y alardeamos de ellas. No me dejas con la foto y el
recuerdo de la intimidad, me dejas con la reflexión de una hembra que enseña y
me espera.
Dito, salvo en situaciones extremas como el clima escalando en Alaska, la tendencia mayor es a permanecer radiacalmente en la búsqueda de nuestra meta, el fracaso no es permitido en estos tiempos, pero volverse vulnerable es chévere, le da más picante a la vida. Aunque un amigo dice que "cuando está más oscuro es porque se acerca el amanecer", lo importante es saber si la dificultad es infranquaeble o si la noche se está acabando y debemos esperar con calma el nuevo día.
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