Se nos escapó el mes de enero, y en poco mas de un mes
iniciamos en el país los comicios electorales para elegir Cámara, Senado, y en
el mes de mayo Presidente de la República. Sea el momento de reflexionar sobre
las futuras elecciones, y dar algunas recomendaciones para que cada uno se
convierta en un votante irresponsable o responsable según su preferencia.
Si su elección es ser el mas de los irresponsables
simplemente no vote. Recurra a las trilladas frases que dicen que todos los políticos son una porquería y
que la política le da asco, y
quédese los domingos de marzo y de mayo
en plan de descanso (como lo hizo Dios después de la creación del mundo). Solo
recuerde que Dios lo hizo después de arduas labores y que en su caso lo hace
por una irresponsable pereza de participar del deber democrático.
El voto en blanco es una opción. Lo es cuando se hace a
consciencia y después de sesudo análisis de las opciones que la democracia le
plantea. Si en paleta de la política nada lo convence, vote en blanco. Ahora
bien no lo haga por pereza. Tómese el tiempo de mirar y estudiar la gama de
colores e inclinaciones que le presenta la política nacional. Tome una posición
roja, azul, amarilla, verde, fucsia o la que sea. Identifíquese con el centro,
la derecha, la izquierda, centro derecha, centro izquierda o izquierda derecha. Mire con quién tiene
afinidad, revise sus antecedentes y juéguesela. Si aspira con su voto en blanco
a reconocerse y ser reconocido como intelectual moderno, no se equivoque, si
acaso llegará a mamerto de cuarta categoría. No piense que el votar en blanco
le da derecho a criticar, el voto le da derecho a elegir y esta es la clave,
elegir bien.
Si aún nada lo convence y quiere ser bien irresponsable vote
por el más churro o la más mamacita. Pídale a Dios que Jorge Enrique Abello,
Rafael Novoa o Taliana Vargas se postulen y listo el pollo. Si esta es su
opción no se le olvide que la política y la actuación comparten cierto tipo de
competencias personales pero difieren en otras muchas. Hacer política no es
fácil (tampoco lo es ser buen actor) y no deberíamos denigrar y menospreciar a
los que de manera correcta la hacen. Elija un buen político, que sea correcto y
que lo represente (le cuento que sí los hay). Si está bonito o bonita es un
plus pero no un requisito.
Si le gusta la pesca irresponsable le recomiendo la pesca de
delfín (delfín en política hace alusión a hijo de otro político). Con ellos
tendrá la sensación de ir jugando mas o menos a la fija. Y digo sensación no
mas, ya que de mi análisis me atrevo a decir que contrario a las leyes de la
evolución, la mayoría (hay algunos que no entran en esta regla) de los delfines
nacionales han ido degenerando su propia extirpe (sus padres eran mejores). Si
igual quiere jugar esta carta no le recomiendo el delfín bobo. Es bobo y
traicionero.
Si es de los que afirma que el Senado y la Cámara están
llenos de “indiazos”, le cuento que en algo puede tener razón, pero no se le
olvide que para eso son las corporaciones públicas. En ellas sentamos “indiazos”,
gente divinamente, costeños, cachacos paisas, indígenas, ricos, pobres, y muchos más a pensar en como
trabajar para todos y con representación de todos. Si solo le gustaría ver gente
divinamente como usted, le cuento que la monarquía no opera en Colombia y que como opción le
queda la cámara de los lores (House of the Lords) en Inglaterra (Necesita ser
conocido de la Reina u obispo de la iglesia anglicana. Para alguien divinamente
no hay problema).
Si quiere saber sobre los candidatos pregunte, busque, lea,
oiga radio, vea debates. En la era de la información es prácticamente un pecado
llegar a los comicios electorales a jugar al pinochazo con los tarjetones. Casi
todo lo que debe saber esta a un click o un botón de distancia. Lo bueno y lo
malo de nuestros Padres de la Patria está a nuestro alcance, usémoslo en
nuestro propio beneficio.
Por último, si nada pero nada le sirve, es hora de que deje
de quejarse y haga usted mismo política o se vaya del país.