Doctor
Enrique Peñalosa
Ciudad
Con agrado veo cómo las últimas en
cuestas lo favorecen sobre la baraja de candidatos a la alcaldía. En esta
baraja de naipe francés usted es el Rey no solo por ser la carta de más valor,
si no por la barba que lo acompaña. Clara López parece mas bien una jota, más o
menos fuerte y con una leve sombra en la comisura del labio. Pardo es un diez
de picas con pretensiones de As, sube y baja y hasta se le ven los rodillos del
nueve de tréboles. Pachito, mmm, Pachito es como tener en la mano un cinco de
picas acompañado de un dos de corazones, jugando Texas Holdem. Más o menos el
equivalente a tener mamá pero muerta, es decir nada.
Cuando digo con agrado, lo digo de
corazón, pues sin duda alguna usted, doctor Peñalosa, es de lejos el mejor de
los candidatos para dirigir los destinos de la ciudad. Ha demostrado usted, desde el Palacio de Liévano,
que le cabe en la cabeza la ciudad, que tiene una visión de Bogotá progresista
y social sin discursos populistas. Ha sido ejecutor y ha dado las peleas y se
ha dado las pelas necesarias para hacer de la capital un mejor sitio de donde
vivir. Me gusta como alguien alguna vez lo definía “como un político de
ideario social y ejecución de derecha”.
Surtido el obligado paso de las merecidas
flores, paso a contarle lo que me preocupa de su candidatura. En todas y cada
una de las conversaciones privadas a las que he asistido, sus seguidores y
detractores coinciden en que tiene usted
suficiente tiempo antes de las elecciones para hacer derrumbar su aspiración.
Encuentran ellos en su prontuario político ejemplos claros de cómo usted mismo
se ha encargado de dar al traste con sus pretensiones por la falta de audacia
política en su discurso. Algunos, incluso lo culpan de que hayamos tenidos
gobernantes de izquierda que han acabado con la esperanza de un buen vivir en
la capital de la república. Yo sé que el problema no es que sean de izquierda o
de derecha, sino que son incompetentes, ególatras y/o corruptos, pero en un
país polarizado y mentiroso qué mejor argumento para irse lanza en ristre
contra usted.
Ahora bien, como me quedó sonando el tema
de la falta de audacia política que le endilgan me he dado a la tarea de
preguntarle a algunos de nuestros conocidos comunes eso qué quiere decir. Me
dicen ellos que usted peca por ser demasiado honesto en sus planteamientos y/o
su visión, generando roncha en algunos sectores de la población (caso Country
Club, metro, espacio publico, cultura ciudadana, etc…). Creen ellos, que usted considera
que el debate de ideas y de lo que es correcto para la ciudad está por encima
de la política y las alianzas políticas. En este punto mencionan también que su
arrogancia, su emocionalidad y su lenguaje no ayudan a construir puentes o
alianzas con otros grupos políticos y que cuando los construye los hace de
manera poco asertiva (mala elección del compañero de baile).
Cuando leo los argumentos se me antoja
pensar que cualquier persona con aspiraciones políticas debería poder darle
manejo a estas objeciones. Sería como seguir el equivalente al Manual de
Carreño para la política, aprendiendo a jugar con muñeca izquierda y muñeca
derecha (no por las posiciones políticas), para ser de buen recibo en un amplio
y disperso sector de la población. Pero qué le vamos a hacer doctor Peñalosa, uno es lo que es y usted no es eso y dudo mucho que quiera serlo. Si alguna vez recibió el manual
del buen político creo que se le refundió en algún trasteo, o lo uso para
prender la chimenea en alguna fría noche bogotana. Parte de su atractivo, por
lo menos para mí, es que se aparta bastante de la idea tradicional del político
y la manera de hacer política.
Y como sumercé no quiere cambiar, y como
yo le recomendaría que no lo hiciera, decido ahora dirigirle esta carta a
aquellos que me leen y que tienen en sus manos la posibilidad de votar para cambiar
los rumbos de la ciudad.
En contra de Peñalosa se dice que divide
la opinión de derecha o de centro. Desde mi visión, Se divide cuando
pensamos que el Country Club está bien donde está, se divide cuando defendemos
a ultranza el uso caótico de nuestros automóviles, cuando queremos hacer lo que
nos parezca con el espacio publico o cuando queremos ver cultura de ciudad en
otros distintos a nosotros mismos. Estamos dividiendo la opinión en defensa de
nuestra miope visión y diminuta parcela sin darnos cuenta de que el vivir en
sociedad va mucho mas allá. Esto nos propone Peñalosa y si bien genera roncha
no podemos ser tan ciegos a esta propuesta. Enrique
Peñalosa no divide la opinión para permitirle a la izquierda quedarse con el
poder. La opinión se divide en cada uno de nosotros y se divide simple y
llanamente cuando anteponemos nuestro interés particular sobre el interés
general y de la sociedad.
“Neto, neto”, como diría un colega, es la
carta ganadora no por su valor en las encuestas si no por su valor en la
baraja. Valor que se ha ganado con la experiencia, visión progresista y
envidiable capacidad ejecutora.
Ah casi me olvido de mencionar que si mi amigo Lozano, que es lo sano, lo
acompaña, mejor aún.