miércoles, 18 de diciembre de 2013

Carta de un indignado a Gustavo Petro

Querido Gustavo

Ya casi llevamos una semana desde la noticia de tu destitución por parte de la Procuraduría General de la Nación. Voces a favor y en contra de ella revuelan en los medios y redes sociales, convirtiéndose tu nombre en el tema a discutir en casi toda reunión privada (reemplazas el dulce Jesús mío en época navideña).

Siete días, mi querido Gustavo, en los que no has hecho otra cosa  que demostrar porqué es que no te queremos como gobernante en esta ciudad. Una semana de mentiras, de exageraciones y discursos populistas con los que te quieres inmolar como un prócer de la patria (cada día te pareces mas a tu amigo Hugo Rafael). 

Te has querido llamar el único gobernante de izquierda que ha tenido el país, sin recordar que algunos de tus compañeros de ideología y partido han gobernado con anterioridad a ti con éxitos y fracasos en este el país del espíritu santo. Qué soberbio, qué egolatra y qué mal compañero de lucha eres al no querer reconocer a aquellos que te antecedieron. 

En un acto de oportunismo –a los que por cierto ya nos tienes acostumbrados- te quieres apropiar del tema de la paz. Nos quieres hacer creer a todos los colombianos que tu destitución atenta contra los diálogos de La Habana. La paz no te pertenece, es más, me atrevo a decirte que atentas contra ella cuando en tu demagogia barata tratas de descalificar a todos aquellos que piensan distinto a ti. Eres excluyente, descalificador, incendiario, y muestras un  resentimiento tan pero tan peligroso, que hace imposible que como líder puedas si quiera representar una pequeña minoría en un proceso de reconciliación (y mira ahora que con la muerte de Mandela como es que hemos rescatado las virtudes de los líderes para la paz).  

Que te persiguen por ser de izquierda y exguerrillero, cuando la verdad es que eres un absoluto incompetente para gobernar la ciudad. No mi querido Gustavo, no se te olvide que has sido un niño mimado de la democracia. Que te has forjado un camino en la política gracias a un proceso de reconciliación., Que para ti se han abierto los micrófonos y medios de comunicación. Que la clase social que de hoy denigras, ha sido aliada tuya en muchas pero muchas movidas políticas. Has sido un buen político mi querido Gustavo, pero estas lejos muy lejos de ser si quiera un mediocre administrador. 

Te mientes a ti sobre tus logros, le mientes a tus seguidores y a tus detractores y como si te pareciera poco a la comunidad internacional (qué alcance (tienes). Lo peor de todo es que nos mientes porque nos crees ignorantes, porque crees que no entendemos lo que haces. No, mi querido Gustavo, no te equivoques, no confundas nuestra dolosa apatía con ignorancia.  Te cuento que no necesitamos ser muy versados para entender tu falta de liderazgo, visión y ejecución, en tu aventura en la administración pública (con solo saber leer y observar saltan a la vista tus errores y desatinos).

También te quiero contar que la indignación de tu destitución se me confunde con la antipatía que siento por tu verdugo. Veo en él Procurador varias de las “cualidades” que veo en ti, pero por supuesto en una orilla ideológica distinta. Sin duda alguna tiene potestad jurídica para investigarte, destituirte y sancionarte. La graduación de tu condena  y la intención detrás de ella es lo que crítico. Me indigna que te saquen así y te excluyan de la vida pública. Creo que en un verdadero proceso democrático deberíamos haber sido nosotros los electores los que te dijéramos que no te queremos más. 

Fijate como son las cosas, muchos de los que te defienden argumentan a tu favor que no eres corrupto. Creo que en este punto estarás de acuerdo conmigo al atreverme a afirmar que el no ser corrupto no es propiamente una virtud, sino una condición mínima de un servidor público como tú. Los problemas de los últimos tiempos con la clase política nos llevan a confundirnos, estoy seguro de que tu no lo harás.


En otras de tus apropiaciones ajenas, has querido tomarte el movimiento de los llamados indignados que surgio hace ya un tiempo lejos de estas tierras. Quiero solo decirte que tengas cuidado con esto ya que hay un gran número de capitalinos en este grupo que tienen como motivo de mayor indignación tu propio nombre: Gustavo Petro Urrego.

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