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Llevo días pensando en ti y en la vida que tanto tú como
nosotros escogimos vivir. Y esto es lo primero que quiero concluir: como tú y
nosotros escogimos vivir fue nuestra elección, y así mismo la vida que
compartimos juntos en este paso por la tierra. Fue una elección única e
irrepetible sobre la que yo no tengo dudas ni arrepentimientos, y sobre la cual
te quiero pedir que no dudes ni te arrepientas.
Sobre nuestra elección te quiero agradecer y reconocer por
mucho, por lo tanto que hiciste para que mi vida y la de los que me rodean sea hoy como es. Te agradezco
por traerme al mundo, por hacerlo con Consuelo, mi madre, la mujer que se ha
roto el alma y el cuerpo por darnos amor y mas amor envuelto en mil caras. También
te agradezco por darme a Pili, a mi hermana adorada que con su piedad cristiana
me mira y me acepta, así a veces le cueste. Por que con ella trajiste a Augusto,
porque con él llegaron mis sobrinos Sebastián, Gabriel, María Margarita y
próximamente Martina.
Me diste a mis abuelos. A Blanquis, la mujer que con su
entrega infinita me crió día a día hasta que tuve uso libre de mi consciencia.
La mujer que me enseñó a leer y quien me introdujo en el vicio voraz de la
lectura que compartí contigo. Me diste a mi abuelo, a quien no en vano llame
Papi, al viejo alcahueta y libre que con una inyección intravenosa implantó el segundo vicio de mi vida: el fútbol.
Trajiste a mi vida a mis tíos, Julián, Alejandro, Amalia y Arturo, a quienes
llamo tíos pero quienes han sido más mis hermanos, acompañados en esta labor
por mi primo Lorenzo. Con ellos llegaron el amor y el afecto de María Isabel,
Jone, Juliana la rana, Gabi, Martin y María.
En un soplo de magia inesperado, a mis 13 años me regalaste
a Natalia, Mario André y Luana. Y en la sorpresa, aprendimos a querernos, a
respetarnos y compartirte en la distancia. La vida te robó a Angela, Mario y
Daniel, y en una ecuación de equilibrio mis hermanas nos trajeron a Francisco,
Akira Alexandre y Akira segundo, el novio de Luana.
Como ya sabrás tu semilla no solo trasciende de Colombia a
tu Brasil si no que ahora se mueve al Japón y mas adelante quien sabe a donde
más.
No se te olvide que con la vida que me diste, me permitiste
conocer el amor con Ana María y con ella traer al mundo a mis dos grandes
amores que son Lorenzo y Federico. He elegido educarlos y acompañarlos, no a la
luz de lo que me diste o no me diste, los educo en mi elección compartida con
Ana, así como tú en tu momento hiciste tu elección también. ¿Porque sabes algo?
Tú me enseñaste a elegir.
Quisiera seguir señalando el privilegio que tengo y que
ayudaste a construir al darme la vida. Podría mencionar a mi familia materna, a
mis amigos de colegio y universidad, a mi familia política y muchos más. Elijo
no continuar no por pereza sino por simple temor de olvidar a alguien, por no
hacerle el merecido reconocimiento en medio de la inmensa red de afectos que me
rodea.
De tu genio en la ciencia nadie se sorprende, la comunidad
científica mundial lamenta hoy la partida del Dr Lleras, como te llamaban. Lo
que no sabíamos era de tu genialidad para ayudarnos a construir un red inmensa
de amor, afecto y entrega incondicional, que ha soportado de manera
desinteresada a tus hijos. Creo que
tampoco tú lo sabías y por eso hoy te lo cuento y te pido que te sientas
agradecido con todos y cada uno de los actores que te complementaron en la
forja de lo que somos hoy los de tu estirpe.
Me diste un apellido del cual me siento orgulloso, pues ha
sido llevado con altura por personajes como tú. Un apellido sinónimo de
inteligencia, rectitud, entereza, carácter, irreverencia y un poco de
excentricidad y locura. Me he prometido honrar cada una de sus virtudes y solo
le pido a la red que me creaste que traten con amor y paciencia mi futura
locura. Mi cuerpo es tuyo: dedos cortos,
caminado de pato, pelos en la orejas y la nariz, espalda encorvada y ni hablar
de mi falta de glúteos o culo como dirían las nuevas generaciones. Gracias a
Dios y a Consuelo (nuevamente mi madre) por su aporte genético, no luzco como Cuasimodo,
el personaje principal de nuestra señora de Paris o Notre Dame.
Hoy ya te habrás encontrado con Angela, Mario, Daniel, Mi
Abuelo y Julián. Insúltate amorosamente con Julián, conversa mucho con mi
abuelo pero te pido que no gasten un minuto de su tiempo buscando las maneras de hacerme a mí y a mis
hijos, hinchas de Santafe, ya elegimos algo distinto, y acuérdate que nos
enseñaste a elegir sin mirar atrás.
Un beso a ti todos los que te rodean y no te preocupes que
acá todos estamos bien.