martes, 29 de mayo de 2018

De verdades electorales y tusas de centro


Me he tomado el tiempo de leer y hacer un minucioso seguimiento de los medios y las plataformas digitales sobre el tema de las últimas elecciones de primera vuelta en el país. Me han sorprendido afirmaciones de periodistas, analistas, políticos y el público en general, sobre la nueva manera de hacer política que salió triunfante en los últimos comicios. Me sorprende porque desconoce la historia reciente del país, que se sustenta en datos y hechos concretos que demuestran que éste es el mismo país político que hemos vivido los últimos 20 años.

Comencemos por decir que gritamos a voces que los partidos tradicionales salieron derrotados y que hoy el espectro político está dominado por movimientos distintos a los que nos han gobernado durante años. Pues no, esa afirmación no es cierta y no lo es por el simple hecho de que la última vez que un partido tradicional puso presidente de la República fue en el año de 1998 con Andrés Pastrana. Del año 2002 a la fecha ni liberales ni conservadores han tenido un presidente que haya sido designado como candidato por la colectividad y más bien los partidos tradicionales se han arrimado al sol que más y mejor los alumbre. Duélale al que le duela el presidente Uribe rompió la hegemonía partidista y le ha dado un tinte distinto a la política.

Muchos asumen como a uno de los ganadores a Petro por su alta votación y su paso a la segunda vuelta. Creo que sí es un logro sacar casi 5 millones de votos, pero no se nos olvide que esos 5 millones de votos representan un 24% de la votación total, que es tan solo ligeramente superior a la alcanzada por Carlos Gaviria en 2006 (22%), candidato que también enarbolaba las banderas de la izquierda del país. Adicionalmente, Gaviria en su momento alcanzó también la segunda mayor votación en primera vuelta, pero el presidente candidato Uribe superó con creces el 50% y no le dio chance a una segunda vuelta. En plata franca dos veces la izquierda ha alcanzado la segunda mayor votación en primera vuelta con porcentajes casi idénticos. Neto neto me parece que el Doctor Petro pierde también, su imagen no logra despegar la votación histórica de la izquierda y no es atractivo para el centro.

El centro, mi centro, es gran perdedor también. Primero, por la simple razón de que quedó de tercero, condición que lo saca de la contienda. Pierden lo líderes del centro que no supieron articular un movimiento consistente que les diera chances. Ya antes en la historia reciente del país el centro o la tercería había sido protagonista político. Primero fue Noemí Sanín en 1998 con el 22% de los votos y la tercera mayor votación. Después fue Antanas en 2010 con el 26% y opción de segunda vuelta. Y para los que lo quieren interpretarlo así, Santos en 2014 salió presidente en segunda vuelta, pero con una votación del 25% en la primera. El problema histórico del centro y la tercería ha sido su imposibilidad de construir un proyecto político de largo plazo que dé peleas en lo regional y nacional. El centro es intermitente y su intermitencia se debe a la falta de liderazgos claros y a la irregularidad propia de sus votantes que se mueven, ante el temor, a la derecha, pues es un centro que le teme a la izquierda. Nuestro centro es un centro vagabundo en eterna adolescencia.

Pues bien, siendo vagabundos hoy estamos entusados, tristes, desorientados, bravos o mas bien furiosos. Nos encerramos a rumiar la frustración y con la marea propia de las emociones empezamos a tomar decisiones en caliente que castiguen a la derecha o la izquierda. Por Uribe ni por el putas y por Petro nos lleva el putas. Pues queridos, eso es lo que hay, además de votar en blanco o peor aún, no votar. Yo por mi parte me dedicare a analizar a las dos alternativas vivas que tenemos no en sus propuestas si no en las personas que hoy las recitan. No hablo de las propuestas pues en tan solo dos días Petro se muestra como un capitalista social de Wall Street y Duque como un pacifista digno de premio nobel. Las propuestas se desdibujan y no sabemos si creerles a los candidatos que hasta el domingo nos hablaban o a los que nos hablan en estos dos días. Así les parezca loco lo que pienso, hoy por hoy votare por aquel candidato que considere capaz en ejercicio del ejecutivo de traicionar sus propios postulados políticos y a las masas electorales que lo pusieron en segunda vuelta