jueves, 1 de octubre de 2015

La canción de Silvio Rodriguez a Gustavo Petro

Cuentan que el emperador Gustavo Petro planea imponentes celebraciones para conmemorar  su grandioso paso por la alcaldía de Bogotá. De acá al mes de Diciembre seremos testigos, no solo del despliegue mediático de sus brillantes ideas, sino de las exaltaciones de agradecimiento que le brindaremos sus conciudadanos.

Me contaba una persona cercana a la alcaldía, que un grupo de colaboradores del alcalde le ha pedido al cantautor Cubano Silvio Rodríguez que le componga una canción conmemorativa para que sea apropiada por todos sus seguidores.

Silvio, quien no conoce al alcalde, se ha dado a la tarea de investigar los logros y personalidad del burgomaestre para hacerle justicia en la poesía de la letra y la guitarra.
La primera versión de la canción para Petro es una adaptación de una pieza del mismo Silvio Titulada Ojalá, publicada en el disco Al final de este viaje en 1978. Es importante mencionar la deferencia que ha tenido Silvio con el político colombiano, ya que se ha atrevido a generar una segunda versión de la que es tal vez una de sus canciones más famosas y representativas.

A continuación les comparto el primer borrador de la adaptación de Silvio, el cual me filtró un negociador del proceso de paz que asiste con frecuencia a La Habana. Les recomiendo que si no recuerdan la versión original con exactitud oigan la canción antes o impriman su lírica para acompañar los magistrales acordes de guitarra.

Ojalá (Versión corregida para Homenaje de Gustavo Petro) por Silvio Rodriguez

Ojalá que las urnas no te toquen el cuerpo cuando cierren
Para que no las puedas convertir en poder

Ojalá que los votos dejen de ser milagro
Que sostienen el progresismo

Ojalá que tu ego pueda vivir sin ti
Ojalá los mamertos no te sigan los pasos

Ojalá se te acabe la mirada de pillo
El tuteo impreciso,  la sonrisa arrogante
Ojalá pase algo que te borre de pronto
Las infinitas mentiras, tu incompetencia de historia
Ojalá por lo menos que me lleve el putas
Para no oírte el canto
En todos los balcones, con todos los megáfonos
Ojalá que no deba votarte ni en visiones

Ojalá tus discursos no boten baba
Que caiga en mi espalda
Ojalá que tu nombre me produzca mucha tos
Ojalá los palacios no contengan tu bramido
De ególatra tarado
Ojalá salgamos pronto ya de ti
De tu inepto gobierno de manteco sin dones

Ojalá se te acabe la mirada de pillo
El tuteo impreciso,  la sonrisa arrogante
Ojalá pase algo que te borre de pronto
Las infinitas mentiras, tu incompetencia de historia
Ojalá por lo menos que me lleve el putas
Para no oírte el canto
En todos los balcones, con todos los megáfonos
Ojalá que no deba votarte ni en visiones




Advertencia: Para mis amigos con mente literal y/o legal les aclaro que los hechos de este escrito son ficción para su simple diversión.

martes, 29 de septiembre de 2015

Sin carcel no hay paraíso

Hace ya casi un mes, me di a la tarea de reiniciar mi entrenamiento de montaña con el objetivo de visitar el nevado del Tolima en el mes de octubre.  Muy temprano en la mañana me vestí con mis ridículas licras ceñidas al cuerpo y emprendí mi camino a la quebrada de La Vieja. En la entrada me encontré con la sorpresa de que ahora está prohibido subir con perros (afortunadamente no había llevado a Nacho). Subí y bajé como pude, pero desde ese día me acompaña una profunda amargura que quiero desahogar en este escrito.

Ahora no solo me prohíben pasear mi perro en las montañas de mi ciudad, sino que siento cómo se impone un cerco sobre mí, dejándome poco aire para respirar dentro de la vida que escogí. Resulta que acompañada a esta prohibición también me han venido arrinconando con los placeres que he venido atesorando por años. A continuación enumero algunos de ellos y sus consecuencias.

       En los últimos años me han prohibido fumarme un cigarrillo con tranquilidad. Me envían a los rincones más oscuros a llenarme mis pulmones de nicotina y ya ni siquiera en estos espacios me dan paz. Me miran con asco y mi imagen de hombre Marlboro se derrumba perseguido por putas rehabilitadas que me juzgan con suficiencia. Añoro los tiempos en que al oído me decían uy papi me encanta tu olor a cigarrillo.
       Si quiero salir a almorzar y tomarme una pola no puedo pues me prohíben manejar de vuelta a mi casa. Buscos los espacios de mis amigos para hacerlo, pero resulta que los programas de prevención de los colegios nos sugieren a los papitosno tener alcohol en nuestras casas para darle ejemplo a los niños (como si no supiéramos que los jóvenes se pegan unos perrones horribles con sus amigos).
       Si quiero salir a almorzar con un  amigo, debe ser a algún lugar vegetariano pues ahora es lobo comer proteína animal y mis amigos evolucionados" no pueden ceder con apertura frente a mis gustos. Si pedimos bebidas deben ser sin azúcar y la comida preferiblemente sin sal. Comemos tofu y verduras insípidos y los bajamos con jugos ácidos y planos. Ni hablemos de comer pasta o alguna otra cosa pues el gluten es Lucifer. Rematamos con un capuchino con leche deslactosada que cierra la lección de vida sana que me han dado durante el almuerzo.
       Si quiero refugiar mi amargura en la web, los proveedores de internet bloquean mi acceso a las páginas pornográficas legales, dejándome como opción de lectura las columnas de opinión de Gabriel Silva y otras lumbreras.
       Una vez al año me daba gusto con un espectáculo macho y maricón como son los toros. Esperaba con ansiedad la temporada, preparaba la pinta y la bota preciándome de tener buena espalda para las corridas. Hoy en día la temporada de toros se reemplaza por el Festival de Música Clásica de Cartagena, al cual no asisto para evitar el ridículo de quedarme dormido y pasar como ignorante (si me puedo quedar dormido en un concierto de Metálica imagínense cómo sería con la quinta sinfonía de Malher).
       En mi búsqueda por pertenecer a este nuevo mundo decido meditar. Mis parientes cercanos me acusan de nueva era y de tomar atajos a la espiritualidad. Mis amigos nueva era me miran con ojos compasivos y cada uno me trata de vender su propia técnica de meditación pues la mía es la equivocada. Me pierdo, y ya ni siquiera por los motivos enunciados anteriormente, me es posible refugiarme en al alcohol.
       Si quiero hablarles de sexo a mis hijos, tengo que dejar mis posiciones libertinas y remitirme a la doctrina de San Alvaro, que enuncia que ese gustico es para el matrimonio.
       Del porro ni hablemos.

Podría seguir con mi lista pero la propia doctrina de mi trabajo me invita actuar y a no quejarme. Antes de tomar acción, en mis fallidos ejercicios meditativos llego a la conclusión de que estamos dominados por una secta internacional parecida a KAOS de la saga del Súper Agente 86. Esta organización está conformada por personajes extremistas de todas las religiones o prácticas espirituales así como de todos los colores políticos. Se reúnen de manera secreta en algún lugar del territorio libre de la República Bolivariana de Venezuela y tienen alcance global. Su objetivo es la restricción de la libertad de los individuos convirtiéndolos en minorías sin identidad y poder de acción o decisión. Sus fachadas, irónicamente, son las de la consciencia del individuo y la libertad.  

Y como la estrategia que han implementado en nosotros ha tenido un profundo efecto en mí, me encontraba desde la semana pasada perdido y tratando de encontrar algún lugar de mi identidad que me permitiera pararme distinto frente al mundo y así recuperar mi energía vital. Digo que me encontraba pues una noticia local me abrió el camino. La del escándalo en la cárcel La Picota de Bogotá en donde un grupo de presos fue sorprendido haciendo un asado en la cárcel con varias botellas de whisky. De la lectura de la noticia concluí que la única salida para mi problema de identidad es que me lleven preso. Sé que suena tonto y hasta absurdo desear algo así pero es cierto.

Resulta que en la cárcel será bien visto que coma carne, que tome alcohol y  que el cigarrillo acompañe los momentos de ocio que me dejan los torneos de Play Station y los partidos de la Champions League. Tendré mi propio cocinero que preparará los platos que desee con bastante sal y especias. Me relacionaré con personajes de la vida nacional y las visitas de modelos y prepagos permitirán que me rodee de hembritas que me recuerden mis prohibidas divas de internet. El día que quiera salir, me darán permiso sin problema y me mandarán con chofer y escolta por si quiero tomarme unos tragos. ¡Que ironía, el paraíso esta en la cárcel!.


Ya para cerrar le recomendaría a los líderes guerrilleros que consideren su posición de no pagar cárcel. Claramente el ron, los cigarros cubanos y las mujeres extranjeras tomando el sol en bikini, tendrán mejor recibo en un patio de altas dignidades en las cárceles que en la sociedad de que la que quieren hacer parte cuando se cierre el proceso de paz.

martes, 15 de septiembre de 2015

Natalia Springer la trepadora

Creo que pocas personas en el país podrían decirme con precisión quienes son Michael Egred, Guillermo García, Edgard Alfredo Gómez,, Maureen Belky Ramírez, Fanny Lucia Martínez, Oscar Isaac Goldenberg, Juan Luis Londoño, Blanca Gladys Caldas o Jorge Mario Bergoglio. Y son pocos los que podrían decirme quienes son, pues en verdad son mejor conocidos como Mike Bahia, Billy Pontoni, Marcelo Cezán, Marbelle, Fannylu, Oscar Golden, Maluma, Claudia de Colombia y el Papa Francisco, en su orden.

Todos ellos han cambiado sus nombres, porque en un mundo gobernado por asesores de imagen, los apelativos otorgados por sus progenitores no tenían el impacto y resonancia necesarios para explotar sus virtudes y transmitir sus mensajes. El “Pretty boy” no se puede llamar Juan Luis Londoño, sonaría charro que Mike Bahía dijera Michael Egred al inicio de sus canciones, Blanca Gladys de Colombia no cuaja , Jorge Mario Bergoglio suena mas a un escritor o humorista argentino vaciado, Guillermo García no rima visualmente con el afro de Billy Pontoni  y no seria serio (con el perdón de mi amigo el abuelo, que en realidad se llama Edgar Enrique) que un cantante y actor bonito se llame Edgar Alfredo.

Vayamos ahora al caso de Natalia Marlene Lizarazo, quien asumo que por razones artísticas también cambió su nombre a Natalia Springer Von Schwanzenberg. Me he dado a la tarea de tratar de entender la motivación que la llevó a esto y quiero en estas líneas compartir mis ideas en borrador. En un ejercicio más de memoria que científico, he tratado de asociar el apellido Lizarazo con alguna celebridad criolla que le hubiera permitido a Natalia, en un país arribista, sobresalir con su nombre original. El principal nombre que encuentro es el del gran Alfonso Lizarazo, presentador eterno de Sábados Felices y conductor del inolvidable programa de entretenimiento que marcó mi generación y que se llamaba Baila de Rumba.

He buscado en los lugares mas inhóspitos de mi memoria  y he hecho algo de trampa recurriendo a youtube para despertar mis recuerdos adolecentes. Grande era Alfonso, grande en su arte. Grande su facha en Baila de Rumba con cachucha de cuero y chaleco negro para presentar y promover los bailarines de barrio que soñaban con una oportunidad de mostrar su arte. Envidia sentía de verlos moverse y contagiar  mientras yo me consolaba con un cuerpo carente de ritmo y habilidad para el baile.

Volviendo a Natalia, es posible que para ella la concordancia de apellido con el de Alfonso Lizarazo no fuera de suficiente ayuda para promover su carrera artística. Me atrevo a pensar que su vocación  no correspondía con la de conductora de programas de entretenimiento o que simplemente no se ve bien con boinas de cuero, y que por esto, tomó una decisión respetable y coherente con sus aspiraciones y se cambió el nombre.

Y como Dios protege a sus borrachitos, la vida la premió con un marido con apellidos pomposos, al menos para la pobre mentalidad del jet set criollo. Con su nuevo nombre Natalia Springer Von Schwanzenberg su carrera se disparó. Se convirtió en periodista de radio, columnista permanente de los principales diarios, decana universitaria y reconocida consultora. Sus innegables talentos profesionales (porque los debe tener para llegar hasta donde ha llegado) y su nombre llamativo la catapultaron a la fama.

La verdad es que Natalia supo leer los motivadores más profundos de nuestra sociedad esnobista, apostó y ganó. Su actuación, hasta este punto, podría tan solo afectar a sus padres quienes en un acto reflexivo habían decidido llamarla Natalia Marlene Lizarazo. Es chistoso ver como los antiguos jefes y colegas de Natalia se duelen y le recriminan el no haberles contado cuál era su verdadero nombre, cuando en verdad lo que están mostrando es su mentalidad arribista que seguro los habría llevado a darle un trato distinto a una tal Natalia Marlene. Piensa nuestra sociedad, que siempre es importante saber cuál es nuestro lugar y de dónde venimos, sin importar el éxito que hayamos alcanzado. Cuando tratamos de abrirnos espacios de clase siempre habrá alguien quien nos recuerde quienes somos y nos ponga de nuevo en nuestro lugar.

Frente a los contratos con la Fiscalía es poco lo que puedo afirmar, distinto a que así a vuelo de pájaro se ve mal y huele mal. El fiscal y nuestra criolla  de noble nombre europeo tendrán la tarea de explicar y defender sus actuaciones. Mientras tanto a  Natalia Marlene la vende la propia clase que la acogió y la consintió como Natalia Springer Von Schwanzenberg. Los costos de ser trepadora mi querida Natalia