En la película Lincoln,
el gran Tommy Lee Jones interpreta a Thaddeus Stevens, un Republicano Radical representante
al congreso de los Estados Unidos por Pensilvania. Stevens no solo era un
acérrimo abolicionista sino un convencido de la igualdad de las razas y su
tratamiento como tal ante la ley.
La película está llena de historias y frases impactantes.
Para mí una de las mejores escenas, es la que contiene el debate en el congreso
entre el representante Stevens con George Pendleton, también representante por
el estado de Ohio y en donde se debate la abolición de la esclavitud en los
Estados Unidos. Me permito transcribir los diálogos a continuación:
George Pendleton: Es
cierto si o no que usted durante mucho tiempo ha insistido que la raza negra no
es distinta de la raza blanca?
Thaddeus Stevens: Yo
no defiendo la igualdad frente a todas las cosas, tan solo la igualdad ante la
ley y nada mas.
George Pendleton: Su
frenético intento de engañarnos ahora, es indigno de un representante. Es, de
hecho, indigno de un hombre blanco!
Thaddeus Stevens: Cómo
puedo sostener que todos los hombres son creados iguales, cuando aquí, ante mí,
se presenta la apestosa carcasa moral del representante por Ohio. Prueba de que
algunos hombres son inferiores, dotados por su Creador de un ingenio tenue,
impermeables a la razón y con el frío y pálido limo que corre por sus venas en
lugar de sangre rojo vivo! Usted es más reptil que hombre, George! tan bajo y tan
insignificante, que el pie de un hombre es incapaz de aplastarlo!
George Pendleton: Cómo
se atreve!
Thaddeus Stevens: Sin
embargo, incluso usted Pendleton, que debería haber ido al patíbulo por
traición mucho antes que hoy, incluso usted indigno y sin valor alguno, merece
ser tratado con igualdad ante la ley! Y así, una vez más señor, y una y otra
vez y otra vez digo: yo no sostengo la igualdad en todas las cosas. Sólo la
igualdad ante la ley.
No sé si la conversación existió como la recrea la película
o es simplemente una creación de los guionistas. Sea cual sea su fuente la hallo
brillante y vigente frente a las realidades de estos tiempos.
Me gusta y me identifico con el trasfondo del debate que no
es otro que la aceptación profunda de nuestra individualidad y la igualdad con
la que debemos ser tratados por la ley y
las instituciones.
Me identifico porque desde hace algún tiempo vengo
sosteniendo que no es solo un derecho, sino un deber del ser humano, desarrollar
a plenitud su individualidad y sobre ella soportar el impacto que se quiere
tener en este mundo. No en vano siento que nuestros cuerpos, nuestros
pensamientos, nuestras preferencias, nuestras almas y nuestras propias esencias
de seres humanos nos pertenecen solo a cada uno de nosotros y nos corresponde
solo a nosotros descubrirlas, desarrollarlas y ponerlas al servicio de lo que valoramos
como verdaderamente importante. Valoro por convicción a los líderes auténticos,
a aquellos que se atreven a separarse del pensamiento y actuar colectivos que
matan en vida las almas y mentes libres e independientes con las que nacemos.
Tan solo creo en los modelos de comportamiento humano que
expresan la refrescante y natural esencia de lo que cada quién es y solo en
ellos le doy sentido a la resbaladiza palabra coherencia. Me irritan la copia, la falta de autenticidad, la
adoración y adulación de otros como modelos a seguir y las almas secas y
marchitas de aquellos que no logran expresar lo que son. Y por último me cabrea
el alma que me traten de vender la idea de la igualdad, de que somos iguales,
cuando no hay tal, no somos iguales, tan solo ante la ley.
Y si es solo ante la ley que somos iguales, pues es el deber
de quienes legislan e interpretan las leyes de hacernos iguales. Igualdad que
se expresa en exactamente los mismos derechos, deberes y oportunidades de
aquellos que no siendo iguales, quieren ser tratados como iguales por la
sociedad. Y en este, el único y mas grande ejercicio de igualdad que podemos
tener, entender que si bien queremos ser tratados como iguales, no somos
iguales.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario