Suelo interesarme por la política, y confieso que en el
pasado la proximidad de las elecciones me generaba adrenalina y emoción. En
este momento a tan solo 10 días de los comicios para la elección de Presidente
he pasado por la frustración, la rabia y el asco que me revuelven el alma. Creo que
hace muchos años no sentía una desesperanza igual frente al futuro que nos
presenta como país.
Hace unos meses me la había jugado. Creía firmemente en el
proceso de paz y por ello había decidido darle mi voto a Juan Manuel Santos, a
pesar de su mediocre y errática Presidencia. Aspiraba a que nuestro ilustre
jugador de póker, se jugara en las últimas manos las cartas ganadoras que nos
llevarían, como país, por la senda de la esperanza y a él (Santos) a alcanzar
la estatura de estadista que tanto le obsesiona. Para mi desgracia el
Presidente candidato se ha empeñado sin cuartel y extraña diligencia en hacerme
cambiar el voto. Hoy por fin lo ha
logrado.
La marrulla politiquera, que parte desde el nombramiento de
su flamante Vicepresidente, a continuado con las continuas reuniones y subsiguientes adhesiones de políticos ( la
última con Gustavo Petro, un reconocido
mitómano e incompetente) que parecen mas
una manada de hienas hambrientas en búsqueda de un botín que las alimente.
Caminan como hienas, hablan como hienas, comen como hienas, sonríen (con
sarcasmo) como hienas y tienen el
descaro de hacerse pasar por servidores públicos.
Acompañado de Oscar Iván Zuluaga, su mas directo contendor,
nuestro ilustre estadista se ha dado a la tarea de polarizar el ambiente
político y social del país, dividiéndonos entre buenos y malos o amigos de la
paz y enemigos de la paz como el nos clasifica. La polarización ha servido como
excelente cortina de humo para esconder su mediocridad como Presidente y ahora
como candidato. La pobreza de los
argumentos e ideologías a llevado a las campañas a acusarse mutuamente de
delitos que copan los titulares de los medios, en medio de una sensación de no
saber quien esta mintiendo si el uno, o el otro, o simplemente los dos (me
inclino por esta última).
Y como me quedo sin candidato decido mirar para los lados
para ver que me encuentro y esto es lo que veo.
En la otra orilla política, no tan lejana ideológicamente,
se encuentra el otrora amigo y compañero de gabinete (de Santos) Oscar Iván
Zuluaga con su antiguo jefe y mentor Alvaro Uribe. Candidato interesante por su
trayectoria pero pesimamente asesorado y peor acompañado. Su sombra nos
recuerda a Kini y Lalo, los personajes con los cuales el ventrílocuo venezolano
Carlos Donoso nos hacia reír no hace mucho. No sabe uno si Zuluaga es Kini o Lalo. La misma duda no la tenemos con el personaje
que reemplaza a Carlos Donoso, que no es otro si no Alvaro Uribe. Carlos ..
perdón Alvaro, habla por Oscar Iván, pelea por Oscar Iván, piensa por Oscar Iván,
miente por Oscar Iván (aquí lo acompaña también Fernando Londoño) y desdibuja y
mata con ello toda imagen favorable que el propio candidato podría tener. Flaco
favor le hacen sus amigos al mostrarnos su falta de carácter y posición.
Continuo con mi recorrido y me encuentro con tres candidatos
con buen pasado público y un mal presente político. Cuesta escuchar lo que
dicen o proponen, pues sus tímidas voces se ahogan en el mar de cacareos y
riñas de gallo, que nuestros gallos mas
finos han definido como las reglas de juego de esta contienda electoral. Los
medios, alineados desde hace tiempo, acompañan y amplifican la pelea rastrera y nosotros con morbo los
seguimos. Solo comentamos sobre la última pelea de Santos-Uribe-Zuluaga, las
desfachateces del Procurador y/o el Fiscal o la última barbaridad que Fernando
Londoño escribe o dice.
Sea pues este el momento para explorar algunas propuestas
distintas. Es hora de mirar en detalle el planteamiento que nos ofrecen Clara
López, Enrique Peñaloza y Martha Lucia Ramírez. Es posible que a través de
ellos nos reencontremos con la política de la buena, de esa que nos lleva a
sentir emoción y esperanza de un país distinto. Frente al asco de lo que nos presentan nos corresponde a nosotros ilustrarnos para votar bien. Y si no hay nada siempre
podremos votar en blanco, así a mi personalmente no me guste.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario